Enciende los altavoces o ponte auriculares.
En este audio, hablaré del primer elemento de la programación: los objetivos. ¿para qué sirven? ¿Qué tipos hay? ¿Cómo redactarlos?
Hemos comenzado conociendo la
finalidad de la formación y las necesidades detectadas. Los objetivos deben
responder a dichas necesidades, es por ello que conforman un pilar a la hora de
desarrollar la programación didáctica. Ten en cuenta que hay que tener clara la
respuesta a la pregunta: ¿Qué deseamos que nuestro alumnado logre al finalizar
la formación? Sin contestar a esta cuestión, será difícil tener coherencia con
la finalidad con la que se propuso el curso. Por tanto, vamos a dedicar un
tiempo a explicar con detalle qué tipos de objetivos existen y cómo se
redactan.
Comencemos por ofrecer una definición:
Ahora que eres consciente de la importancia de
definir los objetivos de la formación, reflexionemos sobre las características
de los objetivos para que sean eficaces:
- Precisión: es importante que se redacten de manera clara y que identifiques la acción concreta que vas a solicitar a tu alumnado. No es lo mismo comprender que analizar que memorizar que aplicar. Por tanto, deberás utilizar el verbo que más se acerque a los logros que deseas alcanzar en tu alumnado.
- Significativos: una de las funciones de los objetivos es discriminar entre lo importante y lo superfluo, es por ello que debes elegir aquellos que sean más relevantes.
- Realistas: No sirve de nada redactar una gran lista de objetivos si luego no hay tiempo material para poder lograrlos. Sólo creamos una sensación de frustración tanto para el docente como para el alumnado al no poder alcanzar nunca los objetivos propuestos. Los objetivos deben ser alcanzables en el tiempo disponible.
- Observables, medibles y evaluables: Esto es vital. Como docentes debemos evaluar el logro de dichos objetivos por lo que debemos ser capaces de observarlos y medirlos.
- Según el nivel de concreción.
- Según el nivel en el que expresan la conducta que se espera del alumnado.
- Objetivos generales
- Objetivos específicos
- Objetivos operativos
Son aquellos que se formulan de forma amplia y se usan para describir la finalidad de la formación o lo que se pretende que el alumno alcance el finalizar la formación. Por tanto, se trata de un objetivo a largo plazo. Define dónde queremos llegar. Responde a la pregunta ¿Para qué? Si continuamos con el ejemplo del viaje, el objetivo general sería el destino final. Por ejemplo, en el camino de Santiago sería llegar a Santiago de Compostela. Dentro de un certificado de profesionalidad, cuando se rellena el Anexo IV del RD 1897/2013 el objetivo general hace referencia a la Unidad de Competencia del Módulo Formativo.
· Los objetivos específicos:
Definen las estrategias para alcanzar el objetivo general. Responde a la pregunta ¿Cómo llegamos a la meta? Por tanto, hacen referencia a una situación concreta de aprendizaje que se alcanzará a corto plazo. Su formulación será más concreta y teniendo en cuenta los conocimientos, habilidades y actitudes que debe lograr el alumnado. Si continuamos con el ejemplo del camino de Santiago, los objetivos específicos serían las diferentes etapas que debemos realizar hasta llegar a Santiago de Compostela. Dentro de un certificado de profesionalidad, cuando se rellena el Anexo IV del RD 1897/2013 los objetivos específicos hacen referencia a las Capacidades Módulo Formativo.
Son la última concreción de los objetivos y se deben formular en términos de conductas observables y medibles. Los objetivos operativos nos van a ayudar a observar y evaluar al alumnado de modo que podamos demostrar las capacidades que ha logrado al finalizar la formación. Por tanto, el logro de todos los objetivos operativos supone haber alcanzado el objetivo específico al que hacen referencia, es decir, haber alcanzado las capacidades definidas en la acción formativa. Dentro de un certificado de profesionalidad, cuando se rellena el Anexo IV del RD 1897/2013 los objetivos operativos hacen referencia a los Criterios de evaluación del Módulo Formativo y se redactan desglosando los objetivos específicos.
Los objetivos además se pueden clasificar según el nivel en
el que expresan la conducta que se espera del alumnado en:
·
OBJETIVOS COGNITIVOS: SABER
(CONOCIMIENTOS)
·
OBJETIVOS PSICOMOTORES: SABER HACER
(DESTREZAS)
·
OBJETIVOS AFECTIVOS: SABER ESTAR
(HABILIDADES PERSONALES Y SOCIALES / ACTITUDES)
Esta clasificación se realizará con los objetivos operativos (criterios de evaluación) dado que son los más específicos.
Es importante analizar los objetivos operativos o criterios de evaluación para que el resto de la acción formativa tenga coherencia en relación a qué tipo de capacidades se deben desarrollar en el alumnado. No es lo mismo, una metodología para desarrollar un objetivo cognitivo, que un objetivo psicomotor o que un objetivo afectivo. Por otro lado, las actividades o ejercicios que se realicen también deben estar en coherencia con los objetivos que se deben alcanzar.
A continuación, se propone una tabla que te puede
ayudar a analizar dichos objetivos. Te invito a descargar la plantilla (Documentode Word).
Analicemos cada uno de estos apartados:
·
CAPACIDAD: Aquí hay que poner los
objetivos específicos de la acción formativa. Dentro de la normativa de los
Certificados de Profesionalidad, hemos visto que tienen el nombre de
“Capacidades”. Lo ideal es hacer una tabla por cada Capacidad. Incluye también
el código (C1, C2, C3…)
·
CRITERIOS DE EVALUACIÓN: Distribuiremos
los objetivos operativos de la acción formativa en función del tipo de objetivo
que sea.
o
Conocimientos: Se corresponde al área del
SABER. Por tanto, hace alusión a los OBJETIVOS COGNITIVOS. En
este recuadro deberán ir todos aquellos objetivos operativos que Bloom
identificó en los niveles de CONOCER y COMPRENDER (ambos conceptos se
explicarán más adelante).
o
Destrezas: Se corresponde al área del SABER
HACER. Aquí es importante diferenciar entre “destrezas cognitivas” y
“destrezas prácticas”.
¿QUÉ DIFERENCIA HAY ENTRE UNA DESTREZA COGNITIVA Y UNA DESTREZA PRÁCTICA?
Este concepto suele ser confuso. Para aclararlo, pondré un ejemplo:
DESTREZA COGNITIVA: Si a un alumno le pedimos que, en base a un caso práctico, resuelva cuál sería la mejor pintura que se debería aplicar a una pared y cómo se debería proceder, se trataría de una destreza cognitiva; dado que la persona está demostrando que tiene el conocimiento de cómo se realizaría una destreza. Este tipo de destrezas se suelen realizar en el aula. En este caso, se trata de un OBJETIVO COGNITIVO. Se corresponde con los objetivos cognitivos. Dentro de la taxonomía de Bloom, sería el nivel de APLICACIÓN.
DESTREZA PRÁCTICA: Ahora bien, en el mismo caso, si a ese mismo alumno le muestro una pared y le digo que la pinte con los instrumentos que sean más apropiados, en ese caso, estaría realizando una destreza práctica; dado que la persona está realizando las maniobras necesarias que se han solicitado. Como verás, en el primer caso, sólo me está demostrando que sabría hacerlo (aunque no lo esté haciendo realmente). En el segundo caso, la persona lo está haciendo. Este tipo de destrezas se suelen realizar en un taller. Este tipo de destrezas se suelen realizar en el aula. En este caso, se trata de un OBJETIVO PSICOMOTOR. Se corresponde con los objetivos psicomotores. Una clasificación de este tipo de objetivos la encontramos en la taxonomía de Dave.
·
HABILIDADES PERSONALES Y SOCIALES: Se
corresponde con los objetivos afectivos.
Una clasificación de este tipo de objetivos la encontramos en la Taxonomía
de Krathwohl.
Veamos en detalle cada uno de ellos.
Uno de los grandes aportes a este campo de los objetivos cognitivos lo realizó Benjamin Bloom y su grupo de investigación (a mediados de 1950). El trabajo de investigación se basaba en ordenar jerárquicamente los procesos cognitivos. Llegó a catalogar los procesos cognitivos en 6 categorías diferentes de aprendizaje según el nivel de complejidad. A esta categorización de los objetivos se la conoce como la “Taxonomía de Bloom”.
En 2001, Lorin Anderson y David R. Krathwohl (dos de los discípulos de Bloom), actualizaron dicha taxonomía y es la que se utiliza actualmente. Comenzamos viendo un vídeo en donde se explica de forma resumida qué es la Taxonomía de Bloom.
En 2008, Andrew Churches retomó este trabajo y creó la “Taxonomía de Bloom para la Era digital” en donde incorporaba nuevos verbos para atender también el uso de los recursos tecnológicos tales como chatear, twittear, bloggear, etc.
Conocer esta categorización de los objetivos
cognitivos puede ser de gran utilidad a la hora de seleccionar y redactar los
objetivos más adecuados para lo que queremos lograr. Veamos con detalle a qué
se refiere cada una de las categorías.
En función de la categoría que nos interese
desarrollar en nuestro alumnado deberemos elegir unos verbos u otros. Lo cual
nos ayudará a formular con más precisión los objetivos de nuestra acción
formativa. Veamos unos ejemplos para cada una de las categorías mencionadas.
Este tipo de objetivos, suele ir acompañado de metodologías demostrativas para iniciar el proceso de aprendizaje de una habilidad.
Para todas aquellas formaciones que son muy prácticas (las cuales se suelen realizar en un taller o lugar especial con maquinaria y recursos especiales), conocer esta taxonomía puede ser muy práctica porque indica paso a paso cómo debes comportarte con el alumnado para que sea cada vez más autónomo en el trabajo.
A continuación, incluyo una tabla explicando con mayor detalle cuáles son los pasos a seguir ante una actividad que requiera desarrollar en el alumnado un objetivo psicomotor.
En función de la categoría que nos interese
desarrollar en nuestro alumnado deberemos elegir unos verbos u otros. Lo cual
nos ayudará a formular con más precisión los objetivos de nuestra acción
formativa. Veamos unos ejemplos para cada una de las categorías mencionadas.
Los objetivos afectivos:
Como referente para los objetivos afectivos, tomaremos la Taxonomía de Krathwohl (1964).
Como habrás podido comprobar, las clasificaciones
que se han mostrado para los objetivos cognitivos, psicomotores y afectivos nos
pueden ayudar a definir con mayor precisión qué logros se desean alcanzar en el
alumnado al finalizar la acción formativa. Recuerda que las competencias se
basan en estas tres dimensiones: conocimientos, habilidades o destrezas y
actitudes, por lo que, deberás basar tus objetivos en lo que sabe el
estudiante, lo que sabe hacer y cómo se comporta en determinadas situaciones profesionales.
Pongamos un ejemplo de estos tres tipos de objetivos en
relación a este módulo formativo para que se pueda apreciar con mayor claridad.
Para ello, se van a agrupar en dos bloques:
·
Competencias técnicas:
o Objetivos
cognoscitivos: Se corresponden con el “saber”. La persona deberá
demostrar que posee los conocimientos técnicos, tanto de conceptos como de
procedimientos, que dan soporte a las actividades profesionales implicadas en
las realizaciones profesionales.
o Objetivos
psicomotores: Se corresponden con el “saber hacer”. La persona
deberá demostrar tener dominio práctico relacionado con la actividad
profesional.
·
Competencias sociales:
o Objetivos afectivos: Se corresponden con el “saber estar”. La persona deberá demostrar la posesión de actitudes de comportamiento en el trabajo y formas de actuar e interactuar apropiadas para el puesto profesional.
Saber identificar y redactar bien un objetivo es lo
que más quebraderos de cabeza da a los profesores. Parece algo sencillo, pero
no lo es. Algo que a simple vista es obvio, que es, responder a las preguntas:
¿Qué espero de mis alumnos? ¿Qué quiero que aprendan? ¿Qué tienen que saber
hacer? ¿Qué actitudes quiero desarrollar? en realidad, no resulta tan fácil. Lo
que quiero transmitir es que incluso a profesores más experimentados les cuesta
pensar y elegir bien tanto los verbos como las condiciones y criterios que
quieren alcanzar en sus alumnos. Así que, si lees esto y crees que eres torpe o
te está costando entender y redactar bien un objetivo, no te preocupes porque
es una tarea compleja y es normal. Con el tiempo, vas a ir perfeccionando
también este "arte". Eso sí, cuando empieces a tener soltura con los
objetivos... nunca más podrás vivir sin ellos. Porque serán tu faro y tu guía.
Hay unos errores que son frecuentes a la
hora de redactar objetivos y que debemos revisar. Vamos cuáles son:
·
Utilizar verbos muy generales que no son
posibles de observar, medir o evaluar. Por ejemplo: Aprender, Comprender,
Conocer, Saber, Estudiar, Entender.
·
No empezar la redacción por un verbo. Ejemplo:
Comprensión de las teorías del aprendizaje.
·
Referirse a técnicas o estrategias didácticas.
Ejemplo: Discutir en clase la aplicación de la técnica del modelado.
·
Expresar los objetivos propios del formador:
Mostrar al alumnado el procedimiento para realizar el traslado de la mercancía.
·
Referirse a objetivos demasiado genéricos
difícilmente evaluables. Ejemplo: Comprender los conceptos fundamentales del
tema.
1. No
empieza por un verbo. / 2. Es un objetivo del docente / 3. Demasiado genérico /
4. Es un objetivo del docente / 5. No empieza por un verbo.
- [PDF] Definiciones de objetivos
- [PDF] Taxonomías del dominio cognoscitivo, psicomotor y afectivo.
- [INFOGRAFÍA] 4 Métodos para definir objetivos
- [WEB] Taxonomía de Bloom
- Bloom, B. (Taxonomía de los objetivos de la educación
- B. S. Bloom (ed.). Taxonomy of Educational Objectives: The Classification of Educational Goals. David McKay Company; 1956. p. 201-7.
- Anderson, Lorin W.; Krathwohl, David R. (eds.). A taxonomy for learning, teaching, and assessing: A revision of Bloom's taxonomy of educational objectives. Allyn and Bacon. 2001 ISBN 978-0-8013-1903-7.
Gracias Raquel.
ResponderEliminar